A CARA DE PERRO

A cara de perro se despierta cada mañana, preparada como siempre a saltar encima de aquel que para ella no merece siquiera el honor de la duda. No le importa lo que de ella puedan pensar otras mentes, pues sólo acepta como válida la propia y se esconde bajo un manto de prepotencia que no es más que un caparazón que cree que será siempre protector.
Vive atormentada de recuerdos, de derrotas que han calado en lo más profundo de su ser y culpa de antemano a todo aquel que no quiera seguir la trayectoria que dictan unos cánones que no admiten algo que no resulte halagüeño. Y en su soledad musita con lágrimas en los ojos, los sinsabores de una miel que hubo tenido y que dejó agriar.
No recula, sin embargo y un halo de soberbia parece elevar su ego hasta el punto de poder mirar por encima del hombro a quien no se arrodille ante su único mandamiento, que no es más que el de ser sumisos siempre a su capricho. Mas sin embargo a la noche revienta de penas su alma y se ahoga en su propio llanto, sabedora de haber elegido el más empedrado de los caminos…
Y al día siguiente, de nuevo, a cara de perro despierta…

0 comentarios: