Derrumbados mis castillos, fortificaré mi alma y corazón de piedra, inmune a las flechas, inmune al dolor; de remaches de las gotas del rocío adornaré el hastío que viste en la noche mi piel y, dibujando petachos, remiendo con ellos heridas tan hondas que nunca pensé que fuese viable enmendar...Que me explote el alma, que reviente mi pecho en el lecho amargo de tu desnudez, que aquellos vestigios antaño sangrantes no encuentren motivo en tus besos para ser de nuevo abiertos al llanto ....
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