EL DESTELLO

Cansado de batirme en dentelladas, agito con bravura mi estandarte, y clavándolo en el suelo, quiebra la tierra y un rayo desprende su energía; haces de luz me deslumbran y en el horizonte asoma muchedumbre. No hay temor que me atormente, tampoco dolor que pueda abatirme, fiel siempre mi espada, dará honra a mi pueblo con la sangre derramada del traidor. Pido al viento prestadas bocanadas como si fuesen las últimas que disfrutaré y tensando mis músculos doy fe de que estoy preparado para la contienda, como siempre lo estuve, como siempre lo estaré.
Enfurecidos gritos provienen de más allá del valle que irrisorios me parecen, pues no hay más fuerza en sus voces que en mis puños, no hay más valor en sus gargantas que en mi corazón y mi fe.
Los demás huyeron hace tiempo, dejándome solo en la batalla, mas todos los que a mí osaron enfrentarse, yacen ahora siendo pasto de los buitres.
¡Venid a por mí! Grito para mis adentros, victorioso antes de tiempo, sabedor de mi fuerza. Se acercan en humilde procesión de almas en pena sabedoras de su pronto fin; temerosos andares que desquician a cualquier mortal, temblorosas manos y endebles puños prestos a morir sin dolor alguno. De pronto el silencio se apodera del lugar; todos callan, todos miran; la fuerza de mi mirada parece mermar su efímero ánimo y deciden retirarse en… Maldito destello que me ciega, una punta de plata de una flecha certera me deslumbra y al cubrir con mis manos mi rostro, dejo libre el pecho para morir prisionero de mi propia prepotencia. Mi sangre riega ya el suelo y se me nubla la vista mientras a lo lejos se jactan victoriosos aquellos que debieran ser mi presa, no vencí ni fui vencido, es ahora cuando entiendo, que nadie gana una guerra…

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