A DUERMEVELA

Hoy tengo a duermevela la razón, a trompicones despierta el alma y, enjaulada en prisión de mimbre, tu mirada, para aliviarme de penas, quejidos y anhelos. Y entre almohadones de cristal busco tu pelo para, al trasluz, ver todas tus primaveras, una a una y entrelazar tus dedos con los míos y soldarlos uno a uno para no perdernos nunca. Y desnudarte paso a paso entre caricias, que el viento en celosía no quiera siquiera rozarte.Y que el único aire que respires sea el mio, que en tantos sueños he forjado esperando el momento de insuflar de mi vida la tuya.Y acunarme en tu regazo, agazapado, celoso del silencio que en tus labios duerme, que en tus besos muere. Acurrucarme entre tus brazos que protejan a mi pecho de mi alegre corazón que desea salirse de mi para estar más cerca del tuyo. Y entrelazados consumar de la pasión su mayor deseo; regalarnos un festín de amor que en un ágape de besos colme de caricias nuestra hambre de un delirio tan sublime que posea nuestros cuerpos y los lleve a la gloria de un cielo convertido en paraíso cada vez que lo toco a tu lado.Y al amanecer limpiar de impurezas nuestras almas, de tanto pecar en la noche y ser el agua que al alba perla tu piel con esmero y tejer un albornoz con besos y anudarlo con caricias a tu cintura y de tu beldad absorto no cerrar jamás los ojos por no estar cegado ni un minuto de ti.Y a duermevela el sol se ha levantado apático, con ojeras de haber sido, sin duda su peor noche, consciente de que ahora no serán ya sus caricias las que al alba te despierten, las que al atardecer te adormezcan. Sabedor de que ya no será su calor el que ansíes, ni sus rayos lo primero que busque tu mirada.
Y a duermevela yo, dibujo ensoñaciones que deseo alguna noche sean ciertas.

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