CANTOS DE SIRENA

Se ha despertado ventolera y muy poquito a poco, va retirando los ramajes de unos ojos rojos que no soportan ya los fuertes oleajes del mar de lágrimas que ha regado esta noche mi almohada y como si de un atisbo de aliento en él reposara, me aferro al colchón de mis palabras que pueda amortiguar la mayor de mis caídas. Y no ha sido más error que haberme dejado embaucar por los cantos de sirena equivocados. Y ahora, me quema el alma, me pesa el aliento cuando al respirar recuerdo que no hay momento alguno en que haya sido capaz de comprender la verdad de aquello que creía conocer. Soy vasallo de mi propia desdicha, preso de la triste soledad que azota mi desnudez en este cuarto oscuro que no es más que la cárcel de mi alma. Mi cuerpo parece sobrar ante tal cúmulo de sentimientos, que a flor de piel navegan con el agua al cuello intentando, a contracorriente, salvaguardar la integridad de unos sueños que parecen abocados al fracaso. Mas no hay temor a la ruptura entre ilusión y realidad, sino a la falta de un aliento que parece ser insuficiente paso a paso...

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