SIN MIEDO A PENSAR

He apalabrado con la cordura una tregua que me vuelva loco, para dejar a un lado el raciocinio y no sufrir más las acometidas de los pensamientos que a menudo me condenan el alma a un abismo propio de las mayores pesadillas. Y a cambio me ha pedido que le preste un poco de alegría, pues se siente ahogada de tanto tiempo intentando ser coherente consigo misma. Y es verdad, porque, ¿de qué sirve a veces la razón si todo te incita a no usarla?. Sus constantes devaneos me hacen perder nuevamente el rumbo marcado por la brújula de una vida malgastada en la desdicha, de una pena altamente enmascarada con una sonrisa remachada a bocajarro. Mas no atraviesan en vano las dudas mi mente adormilada , pues dudar es aprender a forjarse y forjarse, es aprender a vivir sin miedo a dudar, sin miedo a pensar…